Hace poco más de un mes, mi esposa y yo estábamos de viaje con una pareja de esposos, amigos muy cercanos nuestros (que no son médicos ni nada relacionado a la salud) y evidentemente salió el momento donde «le cuento a mi amigo médico mis males». Ambos estaban presentando varias molestias, que al parecer – según su relato – no tenían una causa específica que motivará a enfocarse en algún órgano o sistema en particular. Vivían cansados, tenían dolores de espalda, ardor en el estómago, mala digestión, algunos problemas de piel, dificultades con las familias de ambas partes y para coronar su tema, arrastraban problemas económicos desde la pandemia. Dejamos de vernos un buen tiempo, por ello me sorprendió todo lo que me confesaron, porque hasta donde yo imaginaba, «les iba muy bien en líneas generales». Continuando con la ya prolongada conversación y basándome en la confianza que teníamos, comencé a indagar un poco más allá en sus días, «jugando» a hacer algo de mentoring o coaching con ellos, hecho que me llevó a descubrir y reflexionar sobre varios «horrores» (hipérbole de errores) que ellos estaban cometiendo en su ajetreada vida diaria (los mismos que cometen la inmensa mayoría de las personas), los cuales quiero consolidar en las siguientes líneas:
- Mala calidad de sueño. El sueño es un proceso vital para el ser humano, ya que además de ser un tiempo donde se reponen energías y se regeneran los tejidos, es un momento fisiológico importante desde el punto de vista metabólico. Existen cientos de papers donde la ciencia ha evidenciado que tener una mala calidad de sueño aumenta el riesgo de problemas cardiacos, de Diabetes, de Síndrome Metabólico, disminuye el sistema inmunitario e incluso, colabora con el envejecimiento de los tejidos. Se debe dormir mínimo 7-8 horas diarias, procurando siempre tener una buena higiene de sueño: cenar temprano, evitar tomar café o hacer ejercicio muy cercano a la hora del sueño, evitar pantallas de visualización, tener un buen colchón, buena oscuridad, buena ventilación, entre otros. ¡Cuidemos el sueño por el amor de Dios!
- Comer en horas inadecuadas. El reloj biolígico del ser humano, está programado con horarios específicos durante el día que guardan estricta relación con nuestro ritmo circadiano. Comer a «deshoras» (como dice el dicho popular y como decían nuestras abuelas), puede traer serias consecuencias a nuestra salud, empezando por la Gastritis (que puede convertirse en Úlcera) y pasando también por alteraciones metabólicas relacionadas con la glucosa, a la insulina y al corazón. ¡Desayuna, almuerza y cena a tus horas, por favor!
- No tomar desayuno. Hay un dicho que se ha transmitido de generación en generación, que dice a la letra «el desayuno es la comida más importante del día». Lo cierto es que NO tomar desayuno es un muy mal hábito y la ciencia ya lo ha puesto en evidencia. Revisiones sistemáticas y metaanálisis (estudios hechos en una gran cantidad de personas) han demostrado que el hecho de No Tomar Desayuno aumenta el riesgo de mortalidad por todas las causas, pero además, aumenta el riesgo de estrés, depresión y ansiedad. Aquí diré lo que me decía mi abuela: «Toma tu desayuno muchacho».
- Comer solo por saciar el hambre. Nuestra ocupada vida actual y la gran oferta de «comida enferma personas» que tenemos en el medio, ha hecho que los seres humanos, por esta época de la historia universal, comamos solo por saciar el hambre o por llevarse algo al estómago, hecho que nos está pasando la larga factura del sobrepeso y la obesidad, pero también del aumento de enfermedades metabólicas. Según la CDC de EEUU, para el 2050, una de cada 3 personas, padecerá Diabetes, ¿cómo así?… pues aquí podría estar la respuesta: COMEMOS PÉSIMO. Necesitamos cambiar nuestros hábitos alimenticios YA, AHORA, caso contrario, seremos parte de las estadísticas. «Dime cómo es tu dieta diaria y te diré de qué sufrirás en unos años», suelo decirle a mis seguidores y pacientes.
- No hacer ejercicio. Más allá de que la universidad de Harvard haya detallado al ejercicio como una de las 6 claves de la felicidad en los seres humanos, el No hacer ejercicio tiene serias consecuencias en la salud porque ingresa a ese círculo vicioso de todo los 4 puntos anteriores, sumándole el sedentarismo. Preguntar por los beneficios del ejercicio se convierte casi en una pregunta retórica, porque está por demás demostrado que contribuye con el metabolismo de las grasas, del azúcar, del corazón, del sistema inmune, previene el envejecimiento y hasta contribuye sobremanera con tu salud mental. La recomendación es realizar 150 minutos de actividad física moderada durante la semana, pero si se puede aumentar a 300 minutos, sería ideal. La ciencia ha demostrado que incluso hacer 15 minutos semanales de actividad física vigorosa (aquella donde al hacer ejercicio, no puedes cantar ni silbar), reduce el riesgo de enfermar en 15-17% y a medida que más ejercicio se hace, de manera directa y proporcional, aumenta el porcentaje de protección. «Hay que moverse, aunque sea de a pocos, peor es NADA».
- Seguir con tus hábitos nocivos. El país que más consumo percápita anual de cerveza tiene en el mundo, es la República Checa, con un total de 143 litros por persona, seguido de Namibia (con 108L/persona), Austria (con 106L/persona), Alemania (con 104L/persona) y Polonia (con 101L/persona). El Perú se ubica en la posición 38 con un consumo de casi 45L/persona, sin embargo, estamos lejos de ser el que menos consume, que es Indonesia en el puesto 63. Consumir altas cantidades de alcohol, tabaco, drogas, excesivas cantidades de azúcar, alimentos ultraprocesados, son literalmente veneno para nuestro cuerpo y lo enferman, debemos quitarlos de nuestra vida antes que sea muy tarde. El alcohol y las drogas, en general, matan neuronas, generan radicales libres, enferman al hígado. El tabaco tiene más de 150 sustancias tóxicas y está relacionado con casi todos los cánceres. Los alimentos ultraprocesados son también cancerígenos y contienen sustancias refinadas tóxicas para el organismo. «Deja de toxificar tu cuerpo».
- Olvidarte de tu salud mental. La salud de la mente para nada es una preocupación ni de las autoridades del país, ni de muchas personas en particular. Convivimos a diario con el estrés, con la ansiedad, con las preocupaciones, con la inestabilidad económica del país, con la inseguridad laboral, etc. No nos damos cuenta que esto interfiere con nuestro desempeño diario, con nuestra salud física y hasta con nuestro envejecimiento natural. Necesitamos tomarnos nuestra salud mental en serio, desconectarnos del trabajo, salir de vacaciones, disfrutar de nuestra familia, ver crecer a nuestros hijos, dejar de «pensar tanto» en eso que no podamos solucionar, quitar de tu vida a las personas que no te sumen, dejar de pensar primero en el resto y luego en uno mismo. «Mente sana en cuerpo sano» nos dicen desde el colegio, pero aún no entendemos a profundidad esa frase. Si lo comienzas a analizar y corregir, subirás un paso en tu desarrollo personal, por ciencia y creo que incluso más por experiencia.
- No monitorear tu salud de manera periódica. Esta inversión de tiempo y dinero, no suele ser una de nuestras prioridades, por lo tanto, lo relegamos. En la matriz de Eisenhower, termina siendo algo entre Importante-No Urgente y No Importante-Ni urgente, por ende, queda súper atrás dentro de nuestra gestión de prioridades. Como cualquier maquinaria a la cual se le hace revisión de manera periódica, el cuerpo humano, al ser la máquina más perfecta que existe, necesita ser revisada de manera periódica (mínimo una vez al año), en aras de poder detectar cambios tempranos en la salud, que nos permitan poder tomar acción antes de… «Pasa tu revisión médica preventiva, si tienes tiempo y dinero para otras cosas, también lo puedes tener para tu salud». Si quieres, puedes… Si no quieres, aunque puedas.
- No hacerle caso a tu cuerpo cuando te «habla». «Doctor, vengo a consulta porque me apareció este bulto en la espalda hace seis meses y como ha crecido mucho, vengo a verlo para que me ayude». ¿Por qué no escuchar a tu cuerpo cuando comienza a mandarte señales?, ¿Por qué dejar pasar tanto tiempo? El cuerpo humano es tan sabio, que cuando algo anda mal, se manifiesta (en la gran mayoría de veces), pero el problema es que no queremos hacerle caso, o tal vez preferimos no hacerle caso para no enterarnos de que estamos enfermos, para que no nos digan que tenemos algún mal, para no faltar al trabajo o porque «tenemos mil cosas que hacer». Escucha, siente, observa, toca tu cuerpo, para hacerle caso, para darle la importancia que necesita. Gran parte de las enfermedades podrían tener un mejor manejo médico si las personas acudieran de manera oportuna al médico.
- Vivir diariamente sin ser consciente de tu perfil de riesgo. Todos tenemos un nivel riesgo basado en nuestra raza, edad, género, antecedentes familiares y antecedentes personales. Si no eres consciente de ese riesgo, podrías estar realizando acciones que aumenten tu riesgo y por ende, aumenta la probabilidad de sufrir de tal o cual enfermedad. En palabras sencillas: si mis padres son diabéticos, doblemente debería cuidarme del azúcar y me debería hacer chequeos periódicos de descarte de la enfermedad, además de cuidar mi peso y mi grasa abdominal; si mi abuelo o padre fallecieron de cáncer de hígado, debería cuidar mi ingesta de alcohol y grasas para no ir por el mismo camino; si tengo obesidad y por ende, demasiada grasa abdominal, mi riesgo de problemas cardiacos y de Diabetes crece, pero si además me alimento mal, fumo y no hago ejercicio, es una muestra evidente de inconsciencia de mi riesgo; si mi hermano casi fallece por cáncer de colón, tendría que cuidar mi ingesta de carnes rojas y hacerme periódicamente un test de sangre en heces y/o colonoscopia. «Ayúdate que te ayudaré, dice la Biblia»…